Ventiladores de techo: refrescarnos de forma económica y natural

Los ventiladores de techo se inspiran en algo tan simple como la hoja ancha de una planta vegetal oscilando arriba y abajo o de izquierda a derecha…algo realmente trivial y que se fundamenta en el desplazamiento de masas de aire en dirección hacia donde se impulsa la hoja.

El volumen de aire que se desplaza depende exclusivamente del ancho de esa hoja vegetal, pero no de la rapidez del movimiento. Si decidimos aumentar la velocidad del movimiento, lo que conseguimos no es más volumen de aire desplazado, sino aumentar la velocidad de ese aire cuando llega a nosotros. En realidad y por unidad de tiempo, recibiremos más aire que si la oscilación es lenta, pero lo recibiremos en “paquetes” de igual volumen de aire.

Hecha esa disertación, situémonos ahora en la actualidad. Un abanico o una carpeta pueden convertirse en un climatizador manual excelente, pero la tecnología ha ido perfeccionado esos “climatizadores” hasta convertirlos en dispositivos de extraordinaria efectividad.

Un ventilador de techo podría definirse como una serie de hojas vegetales que, situados concéntricamente y con cierta inclinación, ofrecen aire de forma continua al girar sobre un eje central. La inclinación de las palas o aspas es la que ofrece resistencia al aire estático desplazándolo hacia otros lugares. A más inclinación y mayor superficie de las aspas, más volumen desplazado; a más velocidad, más velocidad tiene también ese aire desplazado.

Encontramos en los abanicos, las carpetas o los propios ventiladores, formas absolutamente naturales de climatización. El desplazamiento del aire del entorno no implica peligro alguno para la salud. En realidad, los ventiladores no enfrían, al contrario de lo que se pueda pensar. Los ventiladores crean una “sensación térmica” inferior debido a la velocidad del aire ya existente al impactar contra nosotros mismos.

Es importante recordar que en una estancia, el aire caliente tiende a acumularse en las partes superiores y el frio en las inferiores. Cuando activamos un ventilador de techo lo que hacemos es desplazar el aire cálido de las partes superiores hacia las inferiores, pero resulta entonces que el aire frio sube entonces hacia arriba. Esa convección es la que provoca esa “sensación térmica” que puede suponer entre 3 y 8 grados menos que la temperatura real.

En ILUMINABLE creemos en la climatización natural y por ello proponemos los ventiladores de techo. Fácil instalación, económicos y sin mantenimiento, como en la antigüedad…

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